Categoría: Narrativa Fantástica

  • Alessi

    Alessi

    Alessi, envuelta en la oscuridad de las tinieblas y las neblinas, se abrió paso.

    Días habían pasado desde la carnicería en el Cañón Profundo. Fue una misión diplomática. Eran 15 hombres y mujeres. Solamente quedó ella. La pena la invadía, puesto que era su responsabilidad la seguridad de sus camaradas.

    Había sido entrenada para eso. Sabía seguir pistas, detectar aromas, escuchar pasos. Pero no se dio cuenta de que los esperaban.

    Cuando se adentraron en el cañón, los envolvió la penumbra y cualquier sonido se apagó. Debió haberlo sabido… eso no era normal. Estaban bajo la influencia de un hechizo. Pero cuando se dio cuenta, era demasiado tarde.

    Sus amigos cayeron, abatidos por cientos de flechas. Seguramente los orcos pensaron que estaba muerta, por eso se fueron. Claro… nadie sobrevive a una lluvia de flechas.

    Ella sobrevivió, pero solamente porque Lissa, su compañera y mejor amiga, recibió las flechas. Su cuerpo cayó sobre ella y perdió el conocimiento. Seguramente los orcos pensaron que estaba muerta, por eso se fueron. Claro… nadie sobrevive a una lluvia de flechas.

    Nadie, excepto ella. Ella, que fue protegida con la vida de su amiga.

    Y ahora, no saldría de las oscuras tierras de Kristani hasta que todos y cada uno de esos orcos malditos hubiera pagado el precio.

    Había pasado años aprendiendo sobre la magia druida, curación, transformación y alquimia, sobre los estilos de combate de los elfos. Pero ahora las cosas eran distintas. Esa experiencia despertó algo que llevaba mucho tiempo encerrando.

    Muchos magos tienen afinidad con la magia de sangre. Un tabú poderoso, pero peligroso. Permite cosas que otras escuelas no, como la invocación de criaturas de otros planos, la manipulación de los cuerpos de los enemigos y la alteración de la sangre misma.

    Pero el precio es altísimo. Requiere un profundo odio para realizarse. Y cada hechizo… cada transmutación… corrompe al mago, poco a poco. Eventualmente, transformándolo en una aberración, un esclavo de las criaturas que él mismo invocó.

    Pero ese… ese era un precio que Alessi estaba dispuesta a pagar.

    Ella no luchaba por el reino, no luchaba por los hombres. Ella vivía por Lissa. Y ahora que estaba muerta… ya no le quedaba nada. Nada más que hacer que aquellos que le quitaron la vida paguen por lo que hicieron.

    Texto escrito por Mateo Magaña Massart, cuya pluma convierte la oscuridad en un relato vibrante y épico.